Diseñar lo indefinido: Reflexiones para abordar un diseño de la Red de Permacultura de Málaga

J. Gabriel Guerra Gil

Hace tiempo compartí con mis compañeras de grupo de trabajo un discurso reflexivo que nos ayudase a establecer un marco de acción y un procedimiento interno en el que estableciéramos cómo íbamos a conseguir nuestra misión dentro de la RPM.

Lo siguiente que vais a leer son mis palabras propias, como Gabriel, son mis propias reflexiones y no representa la opinión ni la posición del Grupo de Diseño y Gestión. Todo esto lo hago con el ánimo de fomentar un debate sobre la cuestión del diseño de la Red, cuestión en la que -y en esto sí estamos de acuerdo dentro de Di-Gestión- debe participar toda la Red de Permacultura de Málaga.

Dentro texto:

Para empezar, me cuestiono incluso el sentido de establecer un diseño para la RPM. Casi, como Descartes, me cuestiono incluso si la RPM necesita un diseño.

Aquí podemos tener varios acercamientos conceptuales a la RPM.

Prima facie, podemos considerar la RPM como una entidad difusa, conformada por individuos -que pueden entrar y salir libremente de la RPM-, que asumen roles -roles que son habitados por individuos pero donde el individuo puede cambiar con el paso del tiempo-, siendo incluso algunos de estos roles temporales; conformada por proyectos -que, igualmente, pueden aparecer, cumplir su función y desaparecer- y por consorcios -idem-…

Cabe preguntarse si la RPM es algo más que un medio dentro del cual se realizan interacciones entre individuos, roles, proyectos y consorcios, que generan transformaciones a través de un proceso y un flujo concreto.

Dentro de esta concepción, cabe preguntarse entonces cómo se da respuesta a varias realidades:

En primer lugar, que la RPM genera Encuentros.

Los encuentros se perciben como la actividad central y característica de la RPM. Es un evento durante el cual la RPM se manifiesta. Si existe un lugar donde podemos, palpar, escuchar y tocar la RPM, creo que son los Encuentros. Entonces, durante varios días al año, la “nebulosa” de la RPM se condensa y se transmuta en materia sólida.

Eso, por un lado.

Por otro, la RPM celebra amableas. Y las amableas son un acto de gobernanza. Un acto de gobernanza es otro claro signo de materialización de la RPM. En este caso es una materialización de la voluntad de la RPM.

Tenemos, por tanto, al menos de forma temporal y efímera, un evento de materialización física de la RPM (Encuentros) y un acto de materialización volitiva de la RPM (Amableas). Tenemos cuerpo y tenemos voluntad. Ergo, estamos hablando de algo más que de un medio.

Dejaré este punto aquí, para hablar de otra concepción posible de la RPM.

En segundo lugar, podemos considerar la RPM como una entidad más concreta. Conformada por individuos, roles, proyectos y consorcios que se unen para generar un flujo que transforma y crea productos. A su vez, esta red lleva a cabo actos de reunión de estos individuos, roles, proyectos y consorcios denominados encuentros y genera amableas como forma de autogobernarse.

Esta concepción tiene, a mi modo de ver, varias fugas. En primer lugar, la impermanencia de los individuos, roles, proyectos y consorcios unida a la inexistencia de una “membrana” que acote la “membresía” de la red y, derivado de ello, la inexistencia de un núcleo como estructura regidora o-al menos- orientadora de la RPM.

Desde mi punto de vista, ambas concepciones tienen fallas.

La forma de resolver este galimatías quizás pasa por la siguiente disyuntiva: o se decide por parte de la RPM adoptar un modelo u otro, corrigiendo las incoherencias que presenta en cada modelo y adaptando su realidad al mismo (Por ejemplo, estableciendo un sistema de membresía en el segundo modelo; o aceptando que la RPM materialmente no va más allá de los encuentros y las amableas -que podrían ser entendidas como actos de gobernanza con competencias sobre los propios encuentros-). O, como segunda opción, se acepta que estamos ante un sistema híbrido, que no encaja en un lugar ni en otro.

Si se opta por el primer modelo, tendría sentido hacer un diseño basado en permacultura de los Encuentros y de las Amableas. Y, quizás, establecer un marco de actuación e interrelación de los distintos individuos, roles, proyectos, consorcios entre sí. Algo así como una guía de buenas prácticas.

Si se opta por el segundo, tendría todo el sentido hacer un diseño basado en permacultura que abarcaría desde la membresía hasta todas las aristas de la RPM.

Si se opta por un sistema híbrido es cuando más diseño se precisa, a mi modo de ver. Sobre todo para que tengamos claro en qué dimensión o faceta de la RPM estamos ubicados cuando llevamos a cabo una actuación en la RPM.

Por lo tanto, finalizo el cuestionamiento analítico concluyendo, como Descartes “que Dios existe”. En este caso “que sí tiene sentido hacer un diseño en permacultura de la Red”.

Ahora bien, para hacer un diseño de la RPM necesitamos establecer un proceso de diseño y debemos establecer un marco de actuación para llegar a deducir qué proceso de diseño proponemos.


De repente, nos encontramos con la necesidad de establecer un proceso ¿de diseño? mediante el cual vamos a generar el proceso de diseño de la RPM. Se nos presenta una compleja Matryoshka ante nosotros.

Antes que nada, debemos dar respuesta a la pregunta de ¿De qué manera la RPM elige identificarse como una nebulosa, como algo concreto o como algo híbrido? ¿De qué manera se manifiesta actualmente esa voluntad?, ¿Quienes son los individuos a través de los cuales se canaliza esta voluntad? ,¿Y quién decide quiénes son tales individuos? (Primera envoltura de la Matryoshka). En definitiva: quién decide quiénes son los que deciden, si no tenemos claro ni quiénes son los integrantes de la Red. Y para establecer quiénes son los integrantes de la Red habría que decidir qué requisitos o características tienen que tener las personas para ser integrantes. Y volvemos a la misma meta-pregunta: ¿quién decide sobre cuáles son estos requisitos? y ¿Quién decide quiénes son los que deciden sobre estos requisitos?

Creo que seguir por todos estos árboles conceptuales, donde una cosa nos lleva a otra y la segunda nos abre un tercer cuestionamiento del cual depende el primero nos lleva a una especie de paradoja cíclica donde podemos estar dando vueltas in aeternum. Como en una banda de Möbius.

Salir de la banda de Möbius quizás sea posible si nos inspiramos en algún modelo natural, alguna estructura o algún fenómeno que se manifieste en la naturaleza y el cual nos resulte inspirador. Sería deseable que algo nos sirviera de “tijera”, para poder cortar la banda de Möbius, estirarla y convertirla en algo lineal.

De esta forma, la línea de desarrollo podría ser algo más parecido al proceso de constitución de una asociación: hay personas que se reúnen con un fin común, se reconocen y se otorgan mutuamente capacidad para decidir, deciden realizar un compendio de normas denominado “estatutos” y, a partir de ahí, empiezan a construir el marco convencional mediante el cual se van a regir. Todo empieza con un germen, con esa reunión de personas que se reúnen y se reconocen mutuamente.

Pero este desarrollo lineal quizás sea “a lo que nos tiene acostumbrado el sistema” y, si no es el sistema, quizás sea “la mente”, que lo quiere todo muy ordenado y crea un esquema donde cada cosa tiene su origen.

Y se me ocurre que quizás podamos salvar la paradoja teniendo en cuenta el principio de incertidumbre de Heisenberg e integrando otra paradoja: la paradoja del observador.

Esto tiene un desarrollo en la física cuántica y, cada vez más, estoy concibiendo la Red como un ente cuántico, dada su capacidad para operar a distintas escalas y manifestarse de forma distinta al mismo tiempo en diferentes espacios.

Pero eso es otra cuestión.

Volviendo a Heisenberg y a la paradoja del observador, creo que podemos proponer que, dado el momento, la Red se “manifieste” mediante la reunión de los individuos que espontáneamente puedan confluir en un espacio-tiempo y ahí se decida, por ejemplo, la forma de membresía. O quiénes van a ser los diseñadores de la red. De esta forma, habríamos “captado” la voluntad de la Red mediante una “medición” concreta realizada en un espacio-tiempo concreto.

De hecho, si observamos la forma en la que se vienen celebrando las amableas -donde se manifiesta la voluntad de la red-, sigue esta dinámica. Se decide entre las personas que se reúnen de forma espontánea en un determinado momento y en un determinado espacio.

Si no nos gusta el ejemplo de Heisenberg y la paradoja del observador, podemos profundizar en la “mentira” de ese esquema lineal que nos impone nuestra “mente”, donde todo tiene un origen. Si nos remontamos atrás, mucho más atrás, hasta el principio del Universo, topamos con la Teoría del Big Bang. Según esta teoría, antes de la explosión que da lugar a la materia, el espacio y el tiempo, existía un estado primordial de alta densidad y alta temperatura previo al cual no conocemos nada.

Según esta teoría, todo lo que conocemos se creó a partir de una masa crítica y un suceso espontáneo. Es posible que todo lo que está sucediendo en la Red esté creando masa crítica (debate intenso sobre la ecosinuestra, interés de la gente por que haya un diseño en la red, la creación de grupos de trabajo… etc.) y podamos facilitar que exista un evento de generación espontánea que sea el inicio del proceso de diseño de la red.

LA PROPUESTA DEL DISEÑO EN ISLAS

Cuando más atrás me preguntaba si nos podíamos inspìrar en algún modelo natural o patrón ya existente para solventar los problemas que, según mi punto de vista, tenía cada planteamiento ontológico de la Red aterricé en una herramienta que se utiliza a veces para diseñar bosques comestibles: el diseño en islas de biodiversidad.

He llevado a la mesa de debates del Grupo de Diseño y Gestión esta propuesta y me gustaría compartirla con todas las personas que estáis leyendo esto, con el fin de ser transparente y abierto a comentarios, retroalimentaciones y, por supuesto, críticas.

Los“diseños en forma de islas” de biodiversidad es una forma de diseñar bosques comestibles y que emanan directamente de principios de la permacultura como “pequeñas intervenciones para grandes cambios” o “empezar a pequeña escala”.

Imagen: boceto conceptual de diseño en islas. Se muestran las posibilidades de dispersión de semillas y de colonización de la vegetación a partir de los límites de la isla.

Es posible que nos resulte harto complejo intentar tener en cuenta todos los factores de la RPM para diseñar la RPM al completo, en todos sus fractales y que, además, ese intento nos lleve a paradojas sin salidas como la de la Matryoshka. Al igual que puede resultar harto complejo e insostenible, diseñar un bosque comestible de millones de hectáreas dados los costes energéticos, de recursos y el mantenimiento del mismo.

Pero si establecemos unas bases sólidas, bien diseñadas, con una cultura común; podemos generar una isla diseñada estable y que, a su vez, esa estructura pueda ir colonizando el resto de realidades de la RPM.

Y para esta tarea, yo propondría el diseño de un proceso de diseño en permacultura orientado, en primer lugar, a diseñar los propios encuentros y todo lo que orbita a su alrededor, para dotar de una estabilidad a la realidad más emergente de la RPM. Digamos que, al diseñar los encuentros y lo que orbita a su alrededor podemos hablar de que estamos diseñando “el gremio de los encuentros”-utilizando la terminología de B. Mollison como analogía.

Todo ello, -y aquí reside, desde mi punto de vista, la complejidad de la propuesta- con la particularidad de establecer mecanismos que permitan extrapolar la forma en la que se han diseñado los encuentros a la forma en la que se diseñen otras realidades como, por ejemplo, las intervenciones de la RPM con otros proyectos afines, la aparición de spinoff como permanesser, el grupo de sintropía, etc.

Cuando me refiero a los encuentros como la realidad más emergente y sólida de la red, me refiero a que lo veo como si en una amplia extensión de terreno tuviéramos una emanación de agua. Ese lugar de donde emana el agua serían los encuentros y la emanación de agua sería la energía de la propia red. Actualmente, esa zona de donde emana agua no tiene diseño implementado. Por lo tanto el agua emana unas veces con más fuerza, otras con menos, y discurre libremente por el relieve de la zona. Propongo diseñar esa zona, para aprovechar el agua, hacer que la vida crezca y, a partir de ahí, se vaya extendiendo el modelo hasta que cubra el terreno por completo.

Y creo que esto supone, por un lado, un objetivo más concreto a corto plazo donde podemos obtener un rendimiento (principio de diseño) y, por otro, un reto intelectual, de diseño, así como de integración y articulación de los principios de la permacultura para establecer estos mecanismos de dispersión y réplica del mismo modelo a las distintas realidades que conforman la red.

Ahora queda la gran pregunta ¿Cómo hacemos esto?.

Creo que las respuestas a la pregunta anterior van a venir dadas e inspiradas por la forma en la que se propaga la biodiversidad desde estas islas en los bosques comestibles.

Estamos hablando, en primer lugar, de que estas islas habitualmente se crean aprovechando el terreno y los elementos existentes (En nuestro caso, la propia actividad de la Red) e instalando unas semillas. Esas semillas bien podrían ser la propia visión y misión de la red, que ya contienen dentro de sí las directrices desde las cuales la Red quiere desarrollarse. Es decir, tienen dentro de sí una información embrionaria.

Pero debemos decidir -es decir: diseñar- dónde, cómo y por qué colocamos estas semillas, igual que tenemos que diseñar de qué las vamos a acompañar y cómo van a ser las características de esa isla que acotemos. Siguiendo con el ejemplo del manantial, entiendo que deberíamos diseñar de tal forma que nos aseguremos que aprovechamos esa energía que emana de la Red de la mejor forma posible, estableciendo sistemas y elementos que retengan y aprovechen este flujo energético en el terreno (en la isla) antes de que desborde sus límites. También es importante permitir el establecimiento de sistemas de retroalimentación, como forma de retorno de información que nos ayude a recalibrar el modelo si es necesario.

Bien, dentro de esta isla, se producen nuevas semillas (ideas, iniciativas, proyectos). Estas semillas pueden caer y crecer en la propia isla (recordemos que, dentro de este planteamiento la primera isla se referiría a lo que hemos denominado anteriormente “el gremio de los encuentros”), o pueden ser dispersadas por distintos agentes.

Pueden ser dispersadas por el aire (elemento que representa las ideas, siendo la corriente de aire una metáfora del pensamiento dirigido).

Pueden ser dispersadas a través del agua (elemento conectado con el ámbito de lo emocional y lo subconsciente).

Pueden ser dispersadas a través de pájaros, insectos y otros animales (personas que salen del entorno de los encuentros y se llevan consigo ideas que luego sueltan en otro lugar?).

Incluso, por la propia gravedad, recorriendo el relieve del terreno hasta un lugar fuera de las fronteras de la isla.

La cuestión es que estas semillas que surgen de la propia isla, dado que, metafóricamente, vendrían de aquel árbol que creció desde las semillas originarias (la visión y la misión) deberían tener dentro de sí mismas la misma información esencial que estas semillas primigenias. Por lo tanto, deberían ser semillas que respeten la misma visión y misión de la red. Esta información, revestida por la cáscara de los principios de diseño y la forma de diseño que decidamos, será la que, al ser ubicada en otro lugar pueda generar una nueva isla con la misma información primordial que la primera pero pudiendo adaptar su “gremio” a sus necesidades o ubicación específica.

De esta forma, de una isla madre, crecerían semillas que, al ser dispersadas, crearían nuevas islas secundarias, que a su vez podrían propagar semillas y, finalmente, colonizar todo el espacio que ocupa la Red.

Este sería el marco teórico-metafórico del diseño. La cuestión es aterrizar todas estas metáforas en cuestiones concretas que podamos plasmar en un diseño. Y, con el reto adicional de que las islas que se generen no tienen por qué ser clones de la isla madre. Tienen su información genética, pero debemos estar abiertos a la variabilidad en fenotipos e, incluso, a la emanación de epigenética.

Estos, entre otros, son los retos que tenemos por delante en un proceso de diseño de la Red.

-”La Red es vasta e infinita”.

Ghost in the Shell. 1995.

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